Virreinato del Perú (1542-1824)

Arcángel San Rafael. Perú. Siglo XVII.
Piedad. Humanga (Perú). Siglo XVIII.
Sahumador. Ayacucho (Perú). Segunda mitad siglo XVIII.

En su máximo esplendor abarcó territorios que actualmente se corresponden con Perú, Ecuador, Bolivia, Colombia, parte de Argentina y Chile.

El virreinato del Perú fue una entidad político-administrativa fundada en 1542 tras el sometimiento del Imperio Inca. La capital fue situada en Lima, fundada por Francisco Pizarro como la “Ciudad de los Reyes”, mientras que el puerto del Callao monopolizaba todo el comercio marítimo americano.

El virreinato tuvo cuarenta años de caos administrativo, fruto del choque de intereses entre los distintos conquistadores y el del desigual reparto de la tierra. A mediados del siglo XVI, el virrey Francisco de Toledo consigue encauzar la situación creando un marco administrativo estable que duraría todo el período colonial. El virrey organizó el censo tributario, el censo de pobladores nativos y creó un registro de los recursos naturales y humanos del Perú. Estas medidas permitieron implantar el sistema de repartimiento del trabajo, que consistía en la rotación por temporadas de los trabajadores indígenas, que realizaban obras públicas al servicio de la administración a cambio de una ínfima remuneración, a diferencia de la encomienda, que era para particulares. A la larga, todas esas medidas hicieron de este virreinato el más rico e influyente.

Durante el siglo XIX, en que se suceden los alzamientos independentistas en el continente americano, el virreinato del Perú se mantendrá como bastión principal de los partidarios de la corona española hasta su disolución en 1824, tras la batalla de Ayacucho. Perú será también testigo de los alzamientos de Tupa Amaru y Tupac Katari, precedentes de la futura emancipación iberoamericana.